Hombre de lengua
afilada que al corazón blando asustas,
miran almas con
ojos ciegos pero tu ya no las buscas,
pues es carne lo
que ves y de carne te alimentas.
El tesoro más
preciado, el que escondes entre piernas
y palabras más
bonitas, las que al besarme tientas.
Pues para besar
sirve su lengua y no para contar mentiras,
que lo que no
cumplen tus gestos, tus palabras no lo afirman.
Y tu amor no se
demuestra con frases de amor vacío,
sino con brazos
que a tientas buscan el calor prohibido.
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